sábado, 3 de enero de 2009

El regreso de Dante a Florencia

(Primera Parte del libro “Crónicas Florentinas” de José Terán)

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
che la diritta via era smarrita.
Ahí quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!

Con estos versos Durante di Alighiero –mejor conocido como Dante Alighieri—inicia una de las obras más conocidas y celebradas de la literatura occidental: “La Commedia”, que Boccaccio después habrá de calificarla como “Divina” y que desde la edición de Giolito, en 1555, hasta nuestros días, así será conocida.
Pero ¿por qué esta obra escrita casi 700 años atrás sigue siendo punto de referencia en nuestros días, a grado tal que no son pocos los eventos organizados por instituciones culturales –gubernamentales, académicas o privadas--, agrupaciones de escritores, poetas solitarios, así como trabajos de investigación o estudio que esta obra ha suscitado, no sólo en Italia sino en otros muchos países del mundo?
“La Commedia”, compuesta de tres grandes cantos, los cuales contienen cada uno 33 poemas y de un prólogo adjunto al primero, cuenta el viaje místico realizado por el poeta a través de las tres regiones del ultramundo: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.
El poeta romano Virgilio, símbolo de la humanidad perfecta, lo acompaña en su recorrido por las primeras dos regiones, en tanto que Beatriz (el amor platónico del poeta), símbolo de la Gracia Iluminada, lo guía en el Paraíso.
La trama no es nueva, porque tales visiones representan un género típico de la literatura medioeval, pero Dante con ellas construye la más fuerte y completa interpretación del Hombre en todas sus facultades, desde las más bajas a las más elevadas, como nadie jamás lo ha expresado.
En el Infierno el hombre es considerado en su esencia material, el cual puede descender hasta la brutalidad, aunque también puede llegar a formas de heroica nobleza: la figura de Francesca de Rimini, de Brunetto Latini, de Farinata de los Uberti, de Ulisses, del Conde Ugolino, recuerdan a los mayores y grandes personajes de una humanidad pasional y apasionada, que aún ilumina el mundo de los perdidos y crea modelos de vida eternos.
Al contrario, más escondido, más opaco, no más terreno y aún no celestial, aparece e hombre en el Purgatorio; aquí, la gallardía y el colorido del Primer Canto es sustituido por un lirismo más delicado, crepuscular, de entonación melancólica. En el Purgatorio se encuentran escritos los más grandes y célebres versos inspirados por la melancolía.
En el Paraíso, finalmente, el hombre casi deja de ser creatura limitada en sí mismo, para participar de una realidad más grande y absoluta, que todo lo penetra; el verso toma significados de universalidad, alcanza a explicar lo inexplicable y culmina en los últimos poemas con las más altas expresiones de poesía mística como jamás se han escrito:

Veder volea como si convenne
l´imago al cerchio e come vi s´indova;
ma non era da ciò le proprie penne:
se non che la mia mente fu percossa;
da un fulgore in che sua voglia venne.
A l´alta fantasia qui mancò possa;
ma già volgeva il mio disio e il velle,
sì como rota ch´igualmente è mossa,
l´amore che move il sole e l´altre stelle.

La Commedia es más que una obra de poesía; constituye la competa afirmación del pensamiento latino, religioso, moral y político; y como tal es centro no sólo de la civilización italiana, sino de toda la civilización europea.

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Sin temor a equivocarnos, podemos decir que la Divina Comedia de Dante Alighieri se encuentra inscrita en la continua y constante conformación de la vida moderna italiana, ya que no sólo constituye un material obligado de estudio desde la escuela elemental, en calidad de expresión artística universal, sino que a niveles de Academia y de Estado, la Divina Comedia es reconocida como depositaria de la raíz más depurada del actual idioma italiano, la llamada “Lingua del Sì”.
Por lo que respecta a Florencia, la Ciudad – Estado donde nació Dante y de la cual fue exiliado para nunca volver, cada año, desde el mes de diciembre dan inicio algunos eventos para honrar la memoria de Dante y su obra, que se prolongan bien entrado el siguiente año, cuyas variantes quedan a cargo de las autoridades culturales municipales, estatales y federales.
Tuve en suerte presenciar por la televisión, un primer día de año nuevo, la actuación del artista y estudioso de Dante, Roberto Benigni, quien explicó, primeramente, el último poema del Infierno y después lo recitó a memoria, para la Rai Uno, en una noche momorable.
El segundo evento de esa misma temporada invernal fue la Muestra y Exposición denominada “Dove il sì Suona” que tuvo lugar en la Galería de los Oficios y fue inaugurada por el Presidente de la República. Allí se reunió la más grande colección de textos y ediciones sobre la lengua y el idioma italiano, no sólo desde las primeras ediciones de “La Commedia”, sino copias aún más antiguas, especialmente aquellas trabajadas e ilustradas a mano. Otros textos igualmente invaluables fueron puestos en exhibición, como “Il Morgante”, las obras de Marcilio Ficino, Pulci, Pico della Mirandola, así como traducciones de Virgilio, Petrarca, etc., tanto en latín como en Vulgar.
Dos días después de la inauguración oficial, recorrí solo y mi alma los amplios y silenciosos salones de la Galeria de los Oficios, ubicada frente al famoso museo del mismo nombre, ya que era la mañana de un domingo y únicamente un guardia cerca del ingreso custodiaba las innumerables vitrinas que contenían las valiosos infolios, pergaminos y pequeños libros cuyas portadas y contraportadas estaban recamados de oro y joyas, los llamados “Libros de Horas” que alguna vez posaron sobre las delicadas manos de Battista Sforza o, quizá, de Simonetta Vespucci …¿Quién puede saberlo?

Ese año –2003-- un tercer evento tuvo lugar en la Basílica de Santa Croce, donde Vittorio Sermonti –hoy es, quizá, el más notable estudioso, divulgador e intérprete de La Commedia—dio lectura integral del “Infierno”, durante 34 noches, del 5 de mayo al 20 de junio, en el marco del “Proyecto Italia” de Telecom.
Con enorme gusto asistí varias noches a escuchar a este hombre, quien sobre un templete levantado a un lado de la estatua de Dante Alighieri y frente a la Basílica de Santa Croce recitó para mí y para cientos de asistentes esos poemas que, en partes, causan escalofrío.

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A propósito, como dato interesante, en esta Basílica de Santa Croce, construida a principios del Siglo XI, y posteriormente ampliada por el arquitecto florentino Arnolfo di Cambio (el mismo que inició Santa María del Fiore, conocida mejor como “Il Duomo”), hacia el 1400, además de importantes obras de Donatello, Giotto y Taddeo Gaddi, contiene y guarda también los mausoleos de Dante y Miguel Angel, enre otros. El primero enterrado en Ravena en 1321, en tanto el segundo en Roma.
Fue en plena época renacentista cuando Santa Croce se convirtió en la basílica de descanso de los ilustres muertos florentinos.
Hoy, al lado derecho de la fachada, se levanta una gran estatua en mármol de Dante, que con un texto en la mano y una corona de laureles ciñéndole las sienes domina la grande y característica plaza de Santa Croce.
Este año 2009, Dante Alighieri volvió de su exilio a Florencia.
Lo trajo, en esta ocasión y de nuevo, Roberto Benigni, quien ya inició las presentaciones de la obra “Tutto Dante” frente a Santa Croce y a un lado de la estatua del poeta.
Las fechas: 29 de diciembre del 2008; 7, 14, 21 y 28 de enero del 2009; 4,11,18 y 25 de febrero; 4,11, 18 y 25 de marzo; y el 1 de abril.

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