jueves, 22 de octubre de 2009

Huella dactilar permite atribuir un cuadro a Leonardo da Vinci



Londres, 13 oct (EFE).- La huella dactilar descubierta en la esquina de un cuadro que se creía obra de un artista alemán del siglo XIX parece confirmar que se trata de una tela de Leonardo da Vinci, informa la revista "Antiques Trade Gazette".

El cuadro, de 33 por 23 centímetros, se vendió en 1998 en una subasta en Nueva York por 19.000 dólares (unos 12.800 euros), pero si su nueva atribución es cierta, podría alcanzar ahora los 150.000 millones de dólares (unos 101.500 millones de euros), según los expertos.

La datación con el método del carbono y los análisis con rayos infrarrojos de la técnica del artista permiten llegar también a esa conclusión, pero el dato que parece determinante es ese fragmento de huella dactilar captada por una cámara multiespectral de la empresa Lumière Technology.

Según Peter Paul Biro, un experto forense en arte de Canadá, la huella dactilar corresponde a la punta del dedo índice o corazón y es "muy comparable" a la encontrada en un "San Jerónimo" del pintor renacentista italiano que se conserva en el Vaticano.

Martin Kemp, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford, está convencido, según informa hoy el diario "The Times", de que se trata de una obra de Da Vinci y acaba de terminar un libro (no publicado aún) sobre el hallazgo.

Su primera reacción fue de incredulidad, pero poco a poco vio cómo se recomponían las figuras del rompecabezas.

La obra en cuestión se subastó con el título de "Joven de Perfil con Vestido del Renacimiento", pero Kemp la ha rebautizado como "La Bella Principessa" tras identificarla, "por un proceso de eliminación", con Bianca Sforza, hija de Ludovico Sforza (1452-1508), duque de Milán, y de su amante Bernardina de Corradis.

Si es realmente de Leonardo, como sospechan Kemp, sería la única obra de Leonardo sobre pergamino aunque, según ese experto, el pintor renacentista preguntó en 1494 al artista francés Jean Perréal acerca de la técnica del uso de tizas de colores sobre pergamino.

El cuadro lo compró en 1998 una marchante neoyorquina llamada Kate Ganza, que lo vendió por la misma suma de dinero al experto Preter Silverman en 2007 en la creencia de que era una obra "de un artista alemán que había estudiado en Italia, donde se había familiarizado con la obra de Leonardo".

Cuando Silverman lo vio, sintió "pálpitos" porque pensó que podría ser obra de un artista florentino e incluso del propio Da Vinci.

Los análisis efectuados con la técnica del carbono-14 permiten datar el pergamino de entre 1440 y 1650 y los análisis con rayos infrarrojos revelan paralelismos con otras obras de Leonardo. EFE

martes, 13 de octubre de 2009

El Hombre de Leonardo



Por José Fco. Terán.
Lo he visto dos veces. Es un dibujo sobre una hoja manchada por los años poco más grande que una carta y prensado entre dos placas de vidrio, a prueba de golpes y de robos, que se encuentra en la Galería de la Academia de Venecia. Además, constantemente lo vigilan cuatro guardias que se paseaban muy cerca de los turistas.

La primera vez, me detuve en un hostal de Mestre y desde allí me dirigí en tren a Venecia dos días seguidos, por las siguientes razones: porque los hoteles en esta ciudad flotante siempre están al tope y también porque hasta los de tres estrellas son caros para un estudiante como yo lo era en esos días. La cosa fue que esa vez quedé pasmado ante el llamado Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci y permanecí en la sala varias horas prometiéndome volver.

La siguiente vez lo hice en compañía de seis alumnos más y dos maestros de la Universidad de Florencia. Era un mes de enero y Venecia se encontraba en medio de un carnaval espectacular que ni sus máscaras más hermosas nos desviaron de nuestro propósito principal: estudiar varias obras de arte ubicadas en distintos lugares. En medio de un gentío y de un frío que se recrudeció por la tarde, nos dirigimos a la Galería de la Academia y ahí lo encontré igual como lo vi la primera vez: protegido y vigilado, pero en esta ocasión no había turistas porque no estaba en exhibición al público y sólo las gestiones de la Universidad de Florencia con la Academia de Venecia nos permitieron ver el pequeño papel en medio de dos vidrios y casi en el centro de una sala medio desierta. Como siempre, las explicaciones de los maestros fueron a fondo, abundantes y precisas. Y como la vez anterior, me sentí maravillado viendo esos dos hombres desnudos que se yuxtaponen dueños de una sola cabeza que, los estudiosos, creen ver un autorretrato de Leonardo cuando éste tenía cerca de 38 años.

Menciono esto porque el pasado día 10 de octubre, allá en Venecia, Italia, inició la exposición Leonardo. El Hombre Vitruviano entre el Arte y la Ciencia, que permanecerá abierta al público durante tres meses, para exhibir este mismo dibujo de Leonardo da Vinci antes de que lo regresen, el próximo mes de enero, a los depósitos blindados del Departamento de Dibujos e Impresos de la Galería de la Academia, lugar en donde se ha conservado desde 1822.

Luego de quedar fuera de la vista del gran público internacional, durante cerca de seis años, el Hombre de Vitruvio, como también es conocido, ya está siendo expuesto a los turistas ávidos de conocer más sobre este genio del Renacimento.

El dibujo fechado hacia 1490 y elaborado en Milán, tiene 34 centímetros de altura y 24 de ancho, sobre un folio que hoy, a través del Internet, ya es conocido por todo el mundo y ha inspirado a escritores, artistas, empresas e instituciones tan reconocidas como la NASA para ser usado como logotipo de toda clase de productos y servicios.

Para los viajeros que pasen por Venecia durante la llamada “temporada baja”, o invernal, será una gran oportunidad para que conozcan y disfruten esta obra que originalmente fue diseñada por Vitruvio, uno de los grandes arquitectos de la Roma Imperial y quien siguiendo las indicaciones de Platón dio por encerrar en un círculo y un cuadrado las proporciones del ser humano que, según el filósofo, son las proporciones del universo. Vitruvio buscaba, a su vez, el canon perfecto para aplicarlo en sus edificaciones.

Después de muchos estudios, se sabe que Leonardo corrigió el diseño de Vitruvio descubriendo que sólo un hombre inscrito en un círculo tendrá su centro en el ombligo, mientras que un hombre inscrito en un cuadrado lo tendrá en los genitales.

El plus de esta exposición es que el próximo mes de enero se reunirán en Venecia, estudiosos de disciplinas históricas, artísticas, matemáticas, psicológicas y antropológicas para plantear nuevas hipótesis sobre las especulaciones científicas que predominaban en la Italia del siglo XV.

Yo, por mi parte, recuerdo la hoja dibujada a pluma y la escritura inversa que rodea al gráfico.
Recuerdo la última ojeada a esas letras seguras y decididas mientras me preparaba mentalmente para enfrentar un frío varios grados por debajo del cero.

José Fco. Terán.
Escritor y editor.