miércoles, 8 de octubre de 2008

La Madonna de Via del Quarto



(Del libro "Crónicas Florentinas")


En Florencia, hacia las colinas del noreste, se ubica una zona no muy alejada del centro de la ciudad, pero que en el Siglo XV quedaba fuera de las murallas; en ella se alzan aún los palacios y villas de campo de los poderosos comerciantes y banqueros florentinos. Allí siguen, también, desafiando el paso del tiempo, las villas de la familia Medici.

Hoy, la zona se encuentra cruzada por callejuelas encementadas o adoquinadas que serpentean entre altas paredes de piedra que circundan residencias, terrenos de cultivo, monasterios, viejas iglesias, villas particulares y los "Quartiere" o barrios aledaños, como el de Serpiole sobre las colinas del Sesto Fiorentino
Precisamente, en una de estas villas, propiedad de la poderosa familia Medici, estuvo hasta hace poco, en una de sus áreas, el Centro de Cultura para Extranjeros de la Universidad de Florencia. La otra parte de la misma edificación la sigue ocupando el monasterio de la Orden de las Pequeñas Esclavas de la Santísima Trinidad, congregación que data desde el Siglo XV.

En los años 2002-2003 etendí a un curso de Arte Renacentista en este lugar.
Las clases iniciaban a las 8 de la mañana y, un poco antes, después de dejar el autobus que baja de las alturas de Serpiole, cruzaba un pequeño puente muy cerca de la Villa de campo de Cosme de Médici, el llamado "Pater Patrie". Caminaba por las solitarias calzadas con un frío de 6 bajo cero, hasta topar con la alta barda de piedra de "La Quiete", el imponente edificio de original arquitectura florentina que albergaba a la escuela y al monasterio.
En esta edificación y sus muros, que ceñían un amplio jardín, desembocan dos angostas callejuelas pavimentadas: Via de Tolentino y Via de Quarto. A éstas, se une, casi a las puertas mismas de La Quiete, Via del Boldrone.

Un poco de historia sobre La Quiete.
Villa Tranquila toma su nombre a partir de un fresco que se localiza en una galería superior situada sobre el patio interno principal, realizado por el pintor de Corte Giovanni dei Giovanni, hacia la mitad del siglo XVI, y donde el motivo principal es una mujer a cuyos pies descansan, domados por la hermosura de ésta, los cuatro vientos. "Lo más movible y agitado que existe en el mundo", podemos leer en una biografía sobre la fundadora de la Congregación de las Pequeñas Esclavas de la Santísima Trinidad, Eleonora de Montalvo y escrita recientemente por Sor Geltrude. La galería donde se localiza el fresco, actualmente se encuentra cerrada al público.


Como suele suceder con los estudiantes extranjeros, afortunadamente, el acceso a esta obra y otras de igual valor, me fue permitido. Aquí, sobre las puertas en arco de los salones, se pueden admirar obras originales de los mejores escultores de terracota vidriada del Renacimiento: Los hermanos Della Robbia.

Sobre la entrada principal de la Villa se puede ver el escudo de los Medici-Della Rovere, esculpido en Pietra Serena, una especie de cantera de color gris muy usada en todas las edificaciones de Florencia, desde el Siglo X hasta nuestros días. La mitad de éste hace alusión al símblo de los Médici, unas bolas, en tanto un árbol, un roble, alude a la familia Rovere.

La razón estriba en que la Villa, primeramente propiedad de Niccolò da Tolentino (1350-1435), un conductor de los ejércitos florentinos y cuya efigie, pintada al fresco por Andrea del Castagno, aún la podemos ver en el interior de la catedral de Santa María de las Flores, en el corazón de la ciudad, pasó a ser propiedad, en 1453 (Cuando Leonardo Da Vinci apenas tenía un año de edad), de Pier Francesco dei Medici. Después pasó a manos del Cardenal Giovanni dei Medici, cuñado de Cristina de Lorena; luego fue adquirido por Lorenzo "Il Magnifico", que poseía también otro palacio vecino: La Villa della Petraia.
Tiempo después pasó a ser propiedad del Gran Duque Ferdinardo II di Medici, esposo de Vittoria della Rovere. De alli el escudo que aún se conserva sobre la puerta principal.
Posteriormente, en 1650, La Quiete fue adquirida por Eleonora Ramírez de Montalvo.

La arquitectura.
La Villa La Quiete, es un edificio típicamente renacentista: Un cuerpo principal con varios patios internos rodeados por largos pasillos de bóvedas cruzadas y tres pisos de altura, así como altas y cuadrangulares ventanas. El edificio está construido con "mattone", una piedra amarillo ocre y "pietra serena", ambos materiales traídos de las montañas cercanas a Florencia. Con estas piedras está construida casi toda la ciudad antigua y la moderna. Los techos son de teja roja que resaltan ante los grandes y austeros planos de sus paredes, apenas diferenciados en algunos lugares, alrededor de ventanas y puertas con soportales construidos en pietra serena.

De hecho, la arquitectura renacentista es demasiado escueta y simple, pero en ello estriba su armonia y belleza. En el caso de La Quiete, un largo corredor con piso de marmol gris conecta directamente al patio interno principal, en cuyos lados cuatro pasillos en arco, de columnas cuadradas y bóvedas en crúz, recuerdan aquella galería de ingreso que tiene el Hospedale degli Inocentti, una de las obras arquitectónicas más importanes del Renacimiento realizada por el maestro florentino Fillippo Brunelleschi, y que se encuentra a un lado de la Iglesia de la Anunciación.
Y es que no sólo el estilo de las arcadas tienen un aire "brunelesquiano", sino que los mismos rosetones que se pueden apreciar en la parte alta donde se unen los arcos, nos hablan de ese estilo único que le dio una etiqueta muy singular al Renaciminto.
Sí, porque aquí, en La Quiete, podemos apreciar que los rosetones son producto del mismo taller de donde salieron los rosetones del Hospedale degli Inocentti. El Taller de los hermanos Della Robbia.

Por otra parte, el piso, en el patio central y en otras áreas del edificio, como podemos apreciar en la fotografía, es de marmol "a intarsio" o "Cesellato", es decir a la técnica de incisión con mármoles de diferente color, tal y como lo vemos en otros edificios del centro de la ciudad.
Cuando tuve la fortuna de frecuentar este edificio, me llevé una grata sorpresa: Generalmente cuando tratábamos las obras de un artista lo hacíamos por la mañana en sus aspectos teóricos, y por la tarde nos dirigíamos a los museos o iglesias de la ciudad para estudiar los originales, casi siempre acompañados por dos maestros especialistas en el autor y las obras. El día que nos tocó estudiar las obras de la familia della Robbia no fue necesario ir al Uffici, o a cualquier otro museo, iglesia o palacio particular. Allí, en nuestros propios salones se encontraban los maestros florentinos que descubrieron la técnica de la terracota vidriadia y pintada y que contribuyeron, no sólo con su toque especial a la gran producción de ese período, sino que sus estudios y composiciones espaciales fueron un legado para los nuevos artistas.
Pero también La Quiette nos tiene otras sorpresas: Posee un grande y simétrico jardín que durante el verano se llena de flores y aromas. Al fondo, puede verse un gran monumento en arco que no ha sido restaurado y que tiene una antigüedad de varios siglos. Pertenece, por su estilo, al período final del barroco italiano. Representa la alegoría de la mujer que le da agua de beber a Cristo.

En esta villa y en las otras que se encuentran en los alrededores, se pueden encontrar verdaderas obras de arte pertenecientes a los períodos del Renacimiento, el Manierismo y el Barroco. Muy cerca de este lugar, se encuentra una pequeña iglesia construida con Pietra Serena y mármol y que contiene valiosos frescos en el techo y paredes. Pude advertir, durante los meses que estuve pasando frente a la construcción, que en una época se habían iniciado trabajos de restauración y que después habían sido abandonados. Las estructuras metálicas todavía estaban colocadas sobre la fachada y la cúpula.
Después, cuando pregunté en la escuela sobre los trabajos de restauración tanto de esa iglesia como de la misma Villa de la Quiette, me contestaron que el Ministerio de Cultura no tenía el dinero suficiente para hacer la restauración de miles de sitios artísticos que se encuentran alrededor de la vieja ciudad de Florencia.
La Virgen del Quarto.
Al principio no la vi. Diario, por la mañana, pasaba a un lado de la gran barda que rodeaba la escuela. Un poco antes de las ocho llegaba a la esquina de Via del Quarto y del Boldrone, precisamente a uno de los ángulos de la barda y luego me encaminaba por la solitaria y angosta calle hacia la entrada de la escuela.

Una vez, al pommeriggio, ese tiempo entre las dos y las cuatro de la tarde, me detuve en la esquina de Via del Quarto pensando si esperar en ese lugar el autobús o caminar por la misma hasta la estación de Tolentino. Entonces la vi.

Era una virgen primorosa, empotrada en una hornacina en lo alto de la redonda equina del muro. Y digo que no la había visto porque la alambrada de una cerca y la altura no la dejaban ver del todo, sin contar los constantes días de niebla. lluvia y oscuridad propios de los días de invierno.

De acuerdo a la información que después recavé, esta obra, como tantas otras que se encuentran empotradas en las esquinas de las calles de Florencia o sobre las fachadas de los edificios, pertenecen a los últimos tiempos del Renacimiento y, como en este caso, la hermosa Maddona había salido de los talleres de los hermanos Della Robbia.

¿Será posible --me preguntaba-- que no sólo dentro de la escuela perduren aún obras de estos famosos artistas florentinos, sino que sobre la calle podamos encontrar su rastro?

Una mirada más atenta a la Madonna de Via del Quarto me reveló que algunos vecinos de los alrededores, o quizá las mismas hermanas de la congregación, colocaban flores y veladoras en el pequeño nicho.


Es seguro que los antiguos habitantes de la zona acudían allí para dejar esta clase de ofrendas sobre una pequeña pero grandiosa obra de arte.

Estas son las sorpresas que nos depara la ciudad de Florencia y sus alrededores.

En su próxima visita a la capital de la Toscana, pasen por Vía del Quarto y lléguense hasta la esquina de esta barda para admirar esta portentosa obra.