sábado, 29 de noviembre de 2008

Giovanni Pascoli (2)

(Del libro "Crónicas Florentinas")
Un poeta atormentado e incomprendido en su época.


L´assiuolo

Considerado como uno de los ejemplos más significativos y maduros del simbolismo pascoliano, l´assiuolo aparece por primera vez en enero de 1897, en la revista “Marzocco” y es recogido ese mismo año en la cuarta edición de Myricae, en la sección “En el campo”. La primera idea y las notas en prosa se sitúan entre 1894 – 1895.

Dov´era la luna? che il cielo
notava in un´alba di perla,
ed ergersi il mandorlo e il melo
parevano a meglio vederla,
Venivano soffi di lampi
da un nero di nubi laggiù;
veniva una voce dai campi:
chiù…

Le stelle lucevano rare
tra mezzo alla nebbia di latte
sentivo il cullare del mare,
sentivo un fru fru tra le fratte;
sentivo nel cuore un sussulto,
com´eco d´un grido che fu.
Sonava lontano il singulto:
chiù…

Su tutte le lucide vette
tremava un sospiro di vento;
squassavano le cavallette
finissimi sistri d´argento
(tintinni a invisibili porte
che forse non s´aprono più…);
e c´era quell pianto di morte…
chiù…


El asiuolo es un pájaro nocturno que no tiene nada de importante y tampoco es famoso como los que pertenecen a otras especies; es un volátil olvidado por la poesía. Quizá por ello Giovanni Pascoli se fija en él y le dedica este hermoso canto en el cual no aparece y sólo es un soplo, un espíritu que le infunde vida a la composición.
Podríamos decir que la poesía pascoliana es lo contrario de la poesía renacentista; se aleja de los eventos de fiesta y se queda observando la oscuridad de las cosas, a los pequeños seres que pueblan la naturaleza, más allá del hombre. Por eso, quizá ellos son más felices.
Pascoli es leído en su tiempo, pero no es comprendido en esos años finales del 800 italiano; sin embargo, se convertirá en un gran modelo y ejemplo al inicio del 900s.
Su poesía influirá en la obra de Eugenio Montale (Premio Nobel) y será una aportación importante para los artistas del futurismo.

L`assiuolo
¿Dónde estaba la luna? porque el cielo
nadaba en un alba de perla
y se alzaban el almendro y el manzano
para mejor verla
Venían en soplos relámpagos
de un negro de nubes allá;
venía una voz de los campos:
chiú…

Las estrellas brillaban raras
en medio de una niebla de leche
Sentía el vaivén del mar
sentía un chirriar entre plantas
sentía en el corazón un sobresalto
como eco de un grito que fue
sonaba lejano el sollozo
chiú…

Sobre la claridad de las cumbres
temblaba un suspiro de viento
cantaban los grillos
finísimas liras de plata
(¿tocaban a invisibles puertas
que quizá no se abren más?...)
y estaba aquel llanto de muerte
chiú…

Traducción: José Terán C.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Giovanni Pascoli

(Del libro "Crónicas Florentinas")
del Realismo al Simbolismo.
Cuando en Francia el simbolismo hacía furor y los nombres de Rimbaud y Mallarmé tiraban los muros del naturalismo y del realismo, en Italia, en una pequeña ciudad enseñaba griego y latín un oscuro e introvertido maestro. Su nombre, Giovanni Pascoli.
Siempre enamorado del campo, el joven Pascoli estudió a profundidad los pequeños seres de la naturaleza, tanto como lo hizo en otro tiempo Leonardo. De esa oscura vocación por observar y registrar los colores, las formas y los sonidos de la campiña, nació, quizá su mayor pasión: la poesía.
Pascoli llegó a ella impulsado por sus amigos florentinos a los que de vez en cuando frecuentaba y con los que mantuvo, siempre, una nutrida correspondencia. Sin embargo, durante muchas décadas, después de su muerte, ocurrida hacia 1912, su trabajo fue ignorado y se le concedía poco valor.
Fue hasta después de la primera guerra mundial en que se le consideró uno de los poetas más grandes y representativos del Simbolismo Italiano. Con los años, su fama ha crecido y sus libros no han dejado de ser reproducidos.
Hoy, Giovanni Pascoli, es un autor obligado en las escuelas de educación media superior y una lectura imprescindible para quien se interesa por la cultura italiana.
Una de sus obras, modesta, apenas siete versos, llamada "Temporale", apareció en el grupo de composiciones recogidas bajo el título "En el Campo" de la tercera edición de Myricae (1894) y constituye, quizá, el ejemplo más representativo de eso que se ha nombrado como el Impresionismo Pascoliano. Tal y como se asienta en un cuaderno manuscrito por el autor ( bajo el título Appunti di viaggio per una poesia rapida a vari tratti).
El nacimiento de la composición es una serie de impresiones del campo anotadas durante un viaje a Siena en agosto de 1892, durante el cual Pascoli presenció "una gran tormenta negra y torrencial, con truenos y relámpagos y ráfagas terribles de lluvia".

TEMPORALE
(1894)

Un bubbolio lontano...

Rosseggia l'orizzonte,
come affocato, a mare:
nero di pece, a monte,
stracci di nubi chiare:
tra il nero un casolare:
un ´ala di gabbiano..

El tema, que a primera vista parece un cuadrito o paisaje naturalista, nos presenta el inicio de una tormenta, recogido a través de rápidas impresiones auditivas y visivas. El poema está construido, de hecho, exclusivamente de imagenes, que no se han dispuesto según una perspectiva jerárquica, sino con una tendencia típicamente impresionista, precisamente colocadas. No obstante la aparente inmediatez de la presentación, las imágenes son filtradas por la subjetividad del poeta, como revelan algunas analogías que nos remiten, más que a la realidad objetiva de la representación, a una sensación del "yo" lírico en los versos: "como incendiado", "negro de pez", "girones de nubes", "un caserío", "un ala de gaviota".
El lenguaje pascoliano, fuertemente innovativo, se fundamenta, en este pequeño pero significativo poema de apenas siete versos y un solo verbo que no indica una acción propia y verdadera, en una susesión cromática de colores que se alternan equilibrándose perfectamente; al inicial rojo lo penetra el negro, después el blanco, luego de nuevo el negro, después el blanco, luego de nuevo el negro y al final el blanco. Por lo tanto, resulta un cuadro de tintes vivaces y decisivos, que mira no tanto a la descripción de la escena en todos sus detalles, cuanto a la fragmentaria y rápida colocación de una sensación recogida en toda su potente inmediatez.
La nota de color blanco nos remite implícitamente al caserío, que se destaca entre el negro que invade la atmósfera y el rojo "incendiado" de los relámpagos parecen aludir a una esperanza, a una posibilidad de rescate y salvación.
La misma imaen del ala de gaviota, asocia analógicamente, sobre todo por relación cromática (el blanco que resalta sobre el negro de las nubes de la tormenta) al caserío, parece confirmar esta interpretación simbólica. Por demás, el vuelo, el despegarse de la tierra, motivo recurrente en la tradición poética, vale también como metáfora de la liberación de los trabajos y sufrimientos de la vida.

TEMPORALE (1894)

Un retumbar lejano...

Enrojece el horizonte
como incendiado el mar,
negro como la pez los montes,
girones de nubes claras:
entre el negro un caserío:
un ala de gaviota..

Traducción: José Terán C.

Abundaremos más en el próximo blog sobre Pascoli.