domingo, 16 de enero de 2011

Sólo es el aire...

Hay quienes dicen que el poema no se explica. Sin embargo, en contra de esta convención aceptada por muchos, he de situar las siguientes líneas en una madrugada de hace casi un año, en un cuarto de hospital, mientras vigilaba las pantallas fluorescentes y la cabeza indefensa de mi padre se consumía, casi inocente, ajeno a lo que había sido. Más allá de los cristales, el aire movía las ramas y la claridad de otro día nublado avanzaba...


El aire y un aroma de álamos

llega desde lejanos días

vienen también

mañanas olorosas a carne

sobre las brasas

pláticas alrededor de las llamas

y tu acordeón o banjo

con tonadas locales



Tu cara perfila

aquellos sitios remotos

de sombras y hojarasca

húmedas al amanecer

arroyos despeñando el invierno

arena del verano



En alguna parte de tus manos

animales hermosos y ligeros

movilizan sus nervios

entre la floresta y las espinas

antes de huir con un murmullo

de ramas

los viste

¿cuándo por última vez?



¿Alguno habló para decirte adiós?

¿O un solitario pájaro

miró en tus ojos y te vaticinó

que morirías lejos

como un fantasma real

sin historia

ni muertos a quién o dónde llorar?



Por la ventana entra el aire

pero tú duermes

y velas tus imposibles armas



No hay ni habrá más batallas



nada

allá arriba



Sólo es el aire padre

que siempre vuelve

en días como estos



Es el regreso



José Fco. Terán C.