viernes, 2 de enero de 2009

La niña estudiante

(Del libro "Crónicas Florentinas")
Llegó con un grupo de jovencitos hasta la escalinata de la Basílica de San Lorenzo; vestía un chaleco acolchado rojo, de invierno, una camisa de mezclilla y unos jeans; cinto blanco y tenis del mismo color.
Se mantuvo entre sus compañeros, sentados en un grupo compacto sobre las escalinatas de esta iglesia reconstruida y ampliada por Lorenzo de Medicis. Desde la parte más alta de la explanada que bordea el templo los observé: los jovencitos y las niñas típicamente italianos, parecían venir del norte --habían bajado de un gran autobus escolar--, pero sólo ella sobresalía de entre todos por su piel oscura, negra. Parecía, también, ser la más popular por la forma en que sus compañeros se congregaban en torno de ella.
Enmedio de sus amiguitos que le hacían cerco habló con ellos y luego los contó con un dedito largo y negro, antes de volver a tomar asiento.
Como casi todos los demás, cargaba un bolsa de estudiante y hablaba un italiano coloquial. En ningún momento noté discriminación alguna por parte de sus compañeros, antes al contrario era digna de atención. Tendría como 12 o 14 años, como todos los demás.
Sin embargo, había un aire triste en sus ojos.
Estuvieron esperando un buen rato a que sus profesores hicieran lo arreglos para ingresar, en grupo, a la basílica.
Es casi seguro que habían viajado para conocer la tumba de Cosimo de Medicis en la sacristía vieja y el imponente recinto de La Noche y el Día y los mausoleos de Juliano y Giovanni de Medicis, realizado por Miguel Angel; tal vez recorrerían la enorme Biblioteca Laurenziana, allí, un poco más allá de donde estábamos, a un lado de la basílica.
También es posible suponer que sus padres habían llegado años atrás de Africa.

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