viernes, 21 de noviembre de 2008

Giovanni Pascoli

(Del libro "Crónicas Florentinas")
del Realismo al Simbolismo.
Cuando en Francia el simbolismo hacía furor y los nombres de Rimbaud y Mallarmé tiraban los muros del naturalismo y del realismo, en Italia, en una pequeña ciudad enseñaba griego y latín un oscuro e introvertido maestro. Su nombre, Giovanni Pascoli.
Siempre enamorado del campo, el joven Pascoli estudió a profundidad los pequeños seres de la naturaleza, tanto como lo hizo en otro tiempo Leonardo. De esa oscura vocación por observar y registrar los colores, las formas y los sonidos de la campiña, nació, quizá su mayor pasión: la poesía.
Pascoli llegó a ella impulsado por sus amigos florentinos a los que de vez en cuando frecuentaba y con los que mantuvo, siempre, una nutrida correspondencia. Sin embargo, durante muchas décadas, después de su muerte, ocurrida hacia 1912, su trabajo fue ignorado y se le concedía poco valor.
Fue hasta después de la primera guerra mundial en que se le consideró uno de los poetas más grandes y representativos del Simbolismo Italiano. Con los años, su fama ha crecido y sus libros no han dejado de ser reproducidos.
Hoy, Giovanni Pascoli, es un autor obligado en las escuelas de educación media superior y una lectura imprescindible para quien se interesa por la cultura italiana.
Una de sus obras, modesta, apenas siete versos, llamada "Temporale", apareció en el grupo de composiciones recogidas bajo el título "En el Campo" de la tercera edición de Myricae (1894) y constituye, quizá, el ejemplo más representativo de eso que se ha nombrado como el Impresionismo Pascoliano. Tal y como se asienta en un cuaderno manuscrito por el autor ( bajo el título Appunti di viaggio per una poesia rapida a vari tratti).
El nacimiento de la composición es una serie de impresiones del campo anotadas durante un viaje a Siena en agosto de 1892, durante el cual Pascoli presenció "una gran tormenta negra y torrencial, con truenos y relámpagos y ráfagas terribles de lluvia".

TEMPORALE
(1894)

Un bubbolio lontano...

Rosseggia l'orizzonte,
come affocato, a mare:
nero di pece, a monte,
stracci di nubi chiare:
tra il nero un casolare:
un ´ala di gabbiano..

El tema, que a primera vista parece un cuadrito o paisaje naturalista, nos presenta el inicio de una tormenta, recogido a través de rápidas impresiones auditivas y visivas. El poema está construido, de hecho, exclusivamente de imagenes, que no se han dispuesto según una perspectiva jerárquica, sino con una tendencia típicamente impresionista, precisamente colocadas. No obstante la aparente inmediatez de la presentación, las imágenes son filtradas por la subjetividad del poeta, como revelan algunas analogías que nos remiten, más que a la realidad objetiva de la representación, a una sensación del "yo" lírico en los versos: "como incendiado", "negro de pez", "girones de nubes", "un caserío", "un ala de gaviota".
El lenguaje pascoliano, fuertemente innovativo, se fundamenta, en este pequeño pero significativo poema de apenas siete versos y un solo verbo que no indica una acción propia y verdadera, en una susesión cromática de colores que se alternan equilibrándose perfectamente; al inicial rojo lo penetra el negro, después el blanco, luego de nuevo el negro, después el blanco, luego de nuevo el negro y al final el blanco. Por lo tanto, resulta un cuadro de tintes vivaces y decisivos, que mira no tanto a la descripción de la escena en todos sus detalles, cuanto a la fragmentaria y rápida colocación de una sensación recogida en toda su potente inmediatez.
La nota de color blanco nos remite implícitamente al caserío, que se destaca entre el negro que invade la atmósfera y el rojo "incendiado" de los relámpagos parecen aludir a una esperanza, a una posibilidad de rescate y salvación.
La misma imaen del ala de gaviota, asocia analógicamente, sobre todo por relación cromática (el blanco que resalta sobre el negro de las nubes de la tormenta) al caserío, parece confirmar esta interpretación simbólica. Por demás, el vuelo, el despegarse de la tierra, motivo recurrente en la tradición poética, vale también como metáfora de la liberación de los trabajos y sufrimientos de la vida.

TEMPORALE (1894)

Un retumbar lejano...

Enrojece el horizonte
como incendiado el mar,
negro como la pez los montes,
girones de nubes claras:
entre el negro un caserío:
un ala de gaviota..

Traducción: José Terán C.

Abundaremos más en el próximo blog sobre Pascoli.

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