martes, 29 de septiembre de 2009

Literatura y Música, pilares de la Cultura Sonorense






Por José Fco. Terán
Mientras en el Instituto Sonorense de Cultura nadie sabía nada sobre quién será el próximo director y las especulaciones desde hace días se vienen sucediendo entre los trabajadores de esta institución que no ocultan su incertidumbre, el pasado lunes 28 de septiembre fui invitado por la Coordinación de Literatura del ISC que dirige la escritora y poeta Gloria Barragán Rosas, mejor conocida como Gloria del Yaqui, a participar como testigo y representante de los Escritores de Sonora, A.C., en la apertura de plica del Concurso del Libro Sonorense en su género Dramaturgia edición 2009, mismo que fue sancionado por la Lic. Yeri Márquez, Notaria Pública No. 17, de Hermosillo.
Cumplidas las formalidades de rigor, tal y como lo estableció desde un principio la convocatoria respectiva, la Coordinadora de Literatura procedió a dar lectura al Acta del Jurado integrado por Marco Antonio Bórquez y Javier y Antonio Malpica quienes después de evaluar los trabajos que se recibieron se reunieron en la Cd. de México el pasado 15 de septiembre decidiendo que la obra ganadora llevaba por nombre “Javier” y fue firmada con el pseudónimo de “En Fuga”. Con esta información la Lic. Yeri Márquez procedió a la apertura del sobre correspondiente para enterarnos que el pseudónimo pertenece al joven director de teatro y dramaturgo Juan Carlos Valdez González, nativo de Guaymas en 1980 y ya con un amplio curriculum. Al evento que mencionamos asistió también, en calidad de testigo, la Lic. Patricia Vargas, Coordinadora de Teatro del ISC y el director, actor y dramaturgo Jorge Durazo.
El feliz ganador del premio que consiste en 30 mil pesos, diploma de reconocimiento y edición de la obra, es egresado de la Academia de Arte Dramático de la Universidad de Sonora, generación 2004/2007 y luego de participar en un buen número de obras teatrales funge como director del grupo “El Relajo” con el que ha montado el sociodrama Sueño Americano en el 2004; Males Comunes, 2006; Efecto Circular, 2007; y Hacia el Principio en el 2008. Él mismo y su grupo ha sido beneficiario con la beca del Fondo Estatal para la Cultua y las Artes para desarrollar el proyecto “El Presente y la Tradición Oral Yaqui”.
Lo interesante de este evento que precede a la premiación que seguramente se llevará a cabo en los próximos días, es que esta coordinación del ISC, la de Literatura, es la única que está cerrando su ciclo con el mismo ritmo de trabajo con que inició hace seis años, para orgullo y reconocimiento de su directora Gloria del Yaqui y de su director general, doctor Fernando Tapia Grijalva.
Porque a estas alturas del nuevo sexenio que inicia con el Gobernador Guillermo Padrés y sin que aún se conozca el nombre del sucesor del doctor Tapia, quienes nos hemos mantenido muy cerca de la labor cultural que se ha llevado a cabo en Sonora no podremos negar que el período que legalmente ya concluyó tuvo aciertos notables como insuficiencias que también permearon en la comunidad.
Pero eso ya está por concluir y pasar. Hoy debemos de congratularnos de que tanto el área de la Literatura como la de Música sean lo que siempre han sido: los pilares de la cultura sonorense.

José Fco. Terán.
Escritor y Editor.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Cartas Planas o Náuticas para llegar a Pueblo Yaqui

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
“PUEBLO YAQUI, SONORA. ALMA GRANDE ESPÍRITU FUERTE”

Por José Fco. Terán.

Esta es una travesía por los campos de la escritura, la micro historia y las particulares luces que despiden los lugares de culto; los sitios que son referencia y destino.
Es también una travesía por un libro que narra, además de la vida de los habitantes de Pueblo Yaqui, los ciclos de esfuerzos y bonanza que proporcionan los cultivos de la bendita tierra: alimento y vestido para nuestros afanes.
Este libro Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte, luego de navegar desde la memoria feliz del capitán Fernando Barragán hasta despertar en las manos escriturales de Gloria, su autora, presupone una carta de navegación, plana o esférica, en donde habremos de situar paralelos y meridianos para no perdernos en el vasto mar del grandioso Valle y arribar a donde nuestros hermanos, padres y abuelos esperan nuestro para siempre regreso.

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La Historia, con todo y su carácter de ciencia revisora de lo ya pasado o de los procesos sociales que están aconteciendo y que el tiempo congelará como inamovibles para las generaciones posteriores, ha dejado al margen de la memoria a civilizaciones y pueblos enteros que no conocieron la escritura o que si la cultivaron ésta se perdió para siempre en el transcurso de evos antes de que la grafía llegara a ser de dominio común, cuando menos de las clases gobernantes y privilegiadas. Para nosotros, despiertos a esta época, aquellos pueblos y sus habitantes (hablamos de miles de generaciones) nunca existieron.
Aún más: Algunos pueblos de hoy todavía indígenas, que carecen de escritura, son mantenidos a un lado de la Historia y los más ortodoxos practicantes de esta ciencia sólo ven en estas comunidades la versión particularísima de quienes se sienten “descubridores” y “civilizadores”; es decir, la Historia Verdadera comenzará desde el momento en que conocen y “estudian” estos pueblos, a partir de lo que ellos, los civilizados, dictan: practicarán y se someterán a nuestro tipo de medicina, aprenderán nuestra lengua y su grafía y será entonces cuando comencemos considerarlos parte de “Nuestra Historia”.
Afortunadamente surgieron aquellos que se agruparon contra la Historia y su academicismo importado y se manifestaron contra la generalización y la homogeneidad que reduce memorias hasta terminar por aniquilarlas, dejando sólo paradigmas y prototipos que –en muchos casos-- lindan con el Mito.
Para dejar constancia de las pequeñas Historias de los pueblos, villas y barriadas, de sus personajes, héroes reales o anónimos, nació la Microhistoria, a la que se critica de ser sólo una nueva versión de la Historia Local. Sin embargo, según la visión de Giovanni Levi, uno de los modernos teóricos de la Microhistoria, la diferencia entre una Historia Local y la Microhistoria estaría que en esta última participa, en mayor o menor grado el individuo en lo particular, cualquiera que sea su estatus.
Nosotros, para cerrar esta introducción y pasar a explicarnos el trabajo de la licenciada Gloria Barragán Rosas, Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte nos quedamos con esa definición del historiador Luis González y González, autor de Pueblo en Vilo, que a inicios de los 70 rindió en la Academia Mexicana de la Historia: “La Microhistoria no es historia crítica o monumental. Su cometido es mucho más humilde y sencillo, es la versión popular de la Historia, obra de aficionados de tiempo parcial. la mueve una intención piadosa. salvar del olvido aquella parte del pasado propio que ya está fuera de ejercicio. Busca mantener al árbol ligado a sus raíces. Es la historia que nos cuenta el pasado de nuestra propia existencia, nuestra familia, nuestro terruño, de la pequeña comunidad”.
La cita del maestro González encaja bien en el contexto de esta noche, porque no sólo se trata de uno de los historiadores más reconocidos, promotor y practicante de esta nueva corriente en nuestro país, sino porque las ligas con Sonora, a través de su esposa, la escritora Armida de la Vara, recrea un contexto bucólico recordado y añorado: nuestro pueblo, el pueblo que nos vio nacer y al que esperamos, siempre, volver.

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Por Dios o por los astros, me ha tocado en suerte percibir los múltiples derroteros por los cuales Gloria Barragán Rosas, Gloria del Yaqui, se ha acercado, a través de la palabra escrita, a su pueblo natal, Pueblo Yaqui, el foco geográfico del Valle del mismo nombre y cuyo kiosko, emblema e icono es, para sus descendientes un faro, pero también el epicentro de la esfera y que como sabemos el centro puede encontrarse allí o en cualquier parte.
Ella dirá de un proyecto personal, grupal y literario, de talleres, visitas y entrevistas, herramientas y herrajes para conformar y revestir las historias personales y sociales; yo, de los acercamientos que ella vivió a partir de su madre y de su padre, María Mercedes Rosas Cota y del capitán de marina Fernando Barragán Barragán, en donde la literatura y la poesía eran tan usuales como el pan sobre la mesa y con las cuales fue conformando un poblado único para ella y los suyos, situado entre lo real y lo mítico. De allí desprendieron las modestas historias que años después habrían de engarzarse para dar vida al documental histórico Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte.
A través de interminables conversaciones con ella he visto a ese marino, su padre, don Fernando, abandonar el mar e internarse para siempre en el Valle del Yaqui, arrobado también por su dilatada extensión y en la que habría de navegar durante muchos años con buen tiempo y mejores vientos. Allí, cercado por canales y bloques cultivados de trigo y algodón, amarró su barco y siguió ejerciendo la autoridad de su nuevo grado como había hecho en altamar. Fue y sigue siendo un recordado y apreciado oficial de Policía de Pueblo Yaqui con dotes únicas de declamador, pero también escritor de poemas épicos y patriotas. El único capitán de mar y comandante de tierra que plantó las ahora grandiosas arboledas de la Colonia México, en Cajeme. Desde entonces Gloria del Yaqui inició el trayecto que la llevó a construir la Microhistoria de su pueblo; por sus ascendientes conoció a los personajes principales de su pueblo y del Valle, con algunos, hoy desaparecidos, conversó y se interesó en sus historias individuales y familiares; desde niña y adolescente valoró sus afanes, sus trabajos y se entusiasmó con los éxitos locales. Así, Gloria, a los quince años era una jovencita que escribía poemas y pasajes de su pueblo, una joven que publicaba y mantenía una estrecha relación con los mejores intelectos y bardos de Cajeme: Bernardo Elenes Habas, Juan Manz, Luciano, Rigoberto Badilla, por citar sólo algunos.
Por eso, cuando retomó el proyecto tantas veces postergado de plasmar en una obra las historias, leyendas y tradiciones de su Pueblo Yaqui más de la mitad del trabajo estaba listo esperando una escritura sistemática y continua.
Hoy que tenemos en las manos el producto de esas visiones fulgurantes que entremezclaron los cuentos de alta mar con los afanes de quienes surcaban kilómetros de tierra roturada o a punto de cosecha, nos damos cuenta que Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte, es una obra realizada con mucho amor, en donde encontraremos además de la presentación nueve apartados a manera de capítulos, tres poemas y un testimonio gráfico donde se contrastan, entre otras, las fotos de un Urbano Covarrubias, vecino de Pueblo Yaqui, que en una época llegó a ser famoso por ganarse la lotería y convertirse en millonario de la noche a la mañana, y la del científico norteamericano y Premio Nobel de la Paz, 1970, Norman Ernest Borlaug, quien también alcanzó fama, pero mundial, por haber realizado en este Valle sus investigaciones sobre el trigo e introducido semillas híbridas a la producción agrícola en Pakistán e India, evitando que millones de personas murieran de hambre, por lo que se le reconoce como “El Padre de la Revolución Verde”. Es decir, personajes disímbolos pero necesarios para la memoria local y colectiva, sin asignarles juicios, ni rangos, ni calidades.
También, en esta obra, encontraremos los datos necesarios para una monografía y, sobre todo, la voz de sus habitantes.
Por otro lado jóvenes preparatorianos, en una serie de apartados, escribieron sobre sus propias impresiones de Pueblo Yaqui y el entorno, así como aquello que pudieron investigar con sus familiares, aportando en ocasiones aquellos datos que a su vez les habían confiado sus abuelos.
En esta obra encontraremos también información sobre los personajes más notorios y recordados de Pueblo Yaqui: el líder agrario Pascual Ayón Valenzuela, el ciudadano Julio Soltero Estrada, hombre de empresa y de negocios, datos sobre la instalación del teléfono, los primeros médicos, comisarios, las escuelas primarias y secundarias, luego las preparatorias, la Cruz Roja y notas sobre uno de los acontecimientos más importantes del Noroeste de México: el primer reparto agrario realizado por el General “Tata” Lázaro Cárdenas del Río y de los sucesivos que llegaron a configurar el rostro actual que nos muestra la tenencia de la tierra.
Pero también encontramos en Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte, varios textos que nos narran parcelas de un tiempo ya ido y donde los hechos se desprenden de la vivencia diaria, de experiencias propias, de imborrables recuerdos, textos que sus autores, todos nativos de Pueblo Yaqui, cedieron con el mayor gusto para contribuir en la conformación de esta obra.
No podemos dejar de subrayar la atención que prestó la autora y recopiladora a una de las vertientes que postula la Microhistoria: Gloria, en este libro, recurre a lenguajes y códigos más especializados, como la poesía cuyos cantos, como joyas, lucen entre la mar de letras para externar alabanzas al terruño, la casa familiar, al entrañable pueblo. Precisamente en “Mi Casa” y en “Oración a Pueblo Yaqui” se recorren las estancias felices de la infancia, el reconocimiento a los dones de la naturaleza y el agradecimiento para los fundadores y protectores de este lugar.
Mención aparte y especial merece el poema “Mi Pueblo” de Aimé Nathaly Ramìrez Robles, jovencita preparatoriana que entusiasmada y llena de vida nos declara que su pueblo Es una llanura en la que el amor se respira.

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Como Eusebio Francisco, así también yo consulté cartas marinas para llegar a las costas del Yaqui. Cartas planas y náuticas me sirvieron para trazar las derrotas en medio de un mar deslumbrante de trigo. No sé si fui al Yaqui o el Yaqui me envolvió para cautivarme. Lo cierto es que me descubrí en medio de una extensa planicie luminosa de cultivos, surcada por canales en los que el agua, antiheraclitea, se detiene para decirnos que este enorme prodigio se debe la bondad de nuestros dioses pero también a las manos fuertes y tenaces de todos los hombres y mujeres de este Valle.
Así como la sierra ha engendrado sus particulares prototipos y cuyos valores nos enorgullecen, los valles, en este caso el del Yaqui, crea hombres y mujeres libres como sus dilatadas planicies; hombres y mujeres desprendidos y solidarios, conocedores y practicantes de la hermandad y el gremio; hombres y mujeres pegados a la generosa madre tierra, generadores de uno de los bienes más importantes para sus semejantes: los siempre benditos frutos de la agricultura.
Con esta visión se hizo posible Pueblo Yaqui, Sonora. Alma Grande Espíritu Fuerte. Un verdadero tributo de la autora, Gloria Barragán Rosas, a su tierra, a sus hombres, a sus mujeres, a sus jóvenes, a los pioneros, a todos aquellos que han arriesgado mucho para proteger y salvar a los suyos.
Este libro es una celebración al amor, a la amistad, al respeto, a la raigambre, a lo que fuimos y somos. Es una travesía que viene desde el mar y se interna en otro igual de fructífero, imponente y generoso.





Desde Venecia al Yaqui

En los recubrimientos más antiguos
y en las viejas piedras de ultramar
se encuentran cinceladas las historias
del trigo
los ciclos de la recolección el canto
y los bailes que celebran las trillas

Están fijas y entrelazadas
las lunas y sus soles, los rostros
y las manos de esos hombres con la siega en alto
en las columnas de mármol y mattone
a la entrada de la catedral de San Marcos

Y mientras la brisa impregnaba de salitre
los quehaceres del campo inmóviles y fríos
recordaba
mirando los altorrelieves que también
en mi tierra
el sol la luna y las estrellas
se transforman en agua y se van
por los canales

Pero aquí en el Yaqui las labores del campo
no son alegorías de turistas
ni los canales llevan sal en las góndolas
ni las piedras tienen seiscientos años según
consta en las actas

Estos los de aquí los del Yaqui son de un agua
más dulce que los ríos
y los rostros y brazos son de la mismísima carne
de esas campesinas que en Millet
dejan la hoz para entonar el Angelus

Ésta es la verdadera historia del trigo y los cultivos
repetida y recreada sin canales de sal ni góndolas
de olvido
y sólo en las tibias espigas adivino
en este luminoso Valle
el calor de tus manos



José Fco. Terán
Jueves 10 de septiembre, de 2009.
Cd. Obregón, Sonora, Méx.